Cuando un espacio de nadie y para todos es apropiado con un fin, cualquiera sea su duración o efecto, deja de ser un no-lugar para convertirse en una parcela de la realidad de quien lo lleva a cabo. El no-lugar se vuelve escenario de personajes que transmiten, muestran o representan para espectadores con un ojo que sabe mirar. Dario Miño.
Seguiré investigando...
sábado, 10 de abril de 2010
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